Las circunstancias en las que se desenvuelve la actividad agricola en los paises desarrollados no son satisfactorias. La desesperanza se pone de manifiesto no solo en el medio rural sino entre todos los que suministran los medios de producción que la agricultura moderna precisa.

La agricultura de los paises mediterráneos, dentro de lo que impone la Politica Agraria de la Comunidad (PAC), es una de las más perjudicadas, sobre todo para los cultivos que se desarrollan tambien en las áreas centro-europeas en condiciones
climáticas más favorables, y esto es particularmente preocupante en el caso de los cereales de invierno.

Ganar dinero en la agricultura con ingresos atipicos, como son las ayudas, las subvenciones, el abandono de las tierras, etc., no es una buena solución, ya que aunque las rentas de los agricultores se mantuvieran, la reducción de la actividad económica afectaria desfavorablemente al conjunto de la sociedad, en especial en las zonas de tradicional dependencia agricola.

¿Pero qué más puede hacerse en comarcas como las de Aragón, en las que más del 20% de la producción total agraria procede de los cereales y casi un 7% de la ganaderia ovina? Con 1,5 millones de hectáreas de cultivos de secano en un 75% sobre zonas áridas o semiáridas, y una climatologia adversa, el cereal de invierno, con baja producción media anual, resulta ser casi la única alternativa.

Los limites de actuación son muy reducidos, pero, en cualquier caso, para la subsistencia del sector agricola, hay que buscar procedimientos que permitan reducir los costes de producción.