La presencia de los eriófidos se ha acentuado en los olivares intensivos, ya que esta plaga se puede ver favorecida por técnicas de cultivo como el incremento de riego y el abonado nitrogenado, el aumento de la densidad de plantación o los tratamientos con insecticidas polivalentes contra otras plagas.

Son vermiformes, anillados y muy pequeños (0,1 - 0,35 mm de longitud). Tienen tan solo dos pares de patas delanteras y sus colores son normalmente claros, entre blanco y anaranjado.

En plantas de vivero y árboles jóvenes producen deformaciones de hojas y aborto de yemas, con el consiguiente retraso de crecimiento y la deformación de la planta que originan. En árboles en producción provoca la deformación de los frutos, abultamientos y depresiones de forma variable en su superficie.