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Interoperabilidad, gestión de datos y formación, claves en la transición digital de la agricultura
La Universidad de Córdoba presenta un estudio sobre las barreras y motivos que tienen los distintos actores del sector agrícola para hacer la transición digital.
06 06 2025
El sector agroalimentario europeo está viviendo una doble transformación: digital y sostenible. El gran aumento demográfico del último siglo y las consecuencias del cambio climático han hecho que la demanda de alimento sea cada vez más difícil de cubrir.
Partiendo del uso de la tierra disponible y apostando por la sostenibilidad esto obliga al sector a buscar nuevas estrategias que cubran la demanda sin dañar en exceso el medioambiente, y muchas de ellas conllevan el uso de tecnología digital, como los sensores para reducir el uso de agua o fertilizantes, o las imágenes por satélite o dron para controlar el cultivo.
Sin embargo, existe una brecha entre las nuevas tecnologías que podrían utilizarse, que son complejas y avanzan rápido, y quienes llevan a cabo las prácticas agrarias, que a menudo no cuentan con medios o formación para implementarlas.
Según el estudio, la falta interoperabilidad, es decir, la capacidad de una tecnología para comunicarse con otra es una de las principales barreras para la digitalización del sector agrícola. Es habitual que las empresas que venden sensores o maquinaria diseñen sus productos con un sistema cerrado u opaco que sólo es compatible con otros dispositivos de la marca.
Aunque el mayor problema es la desconexión entre la realidad de la práctica agraria, donde los agricultores rondan los 60 años de media y no suelen tener competencias digitales, y las medidas que se hacen para impulsar la transformación del sector, que a menudo requieren un conocimiento avanzado de la tecnología.
La formación también es un problema, ya que la oferta no está adaptada a las necesidades del sector. Las competencias digitales se suelen impartir con programas teóricos en universidades y centros de capacitación, que son mucho menos efectivos que las formaciones prácticas en terreno (demo-farms), que permiten ver cómo funciona la tecnología.
Otro problema es la propiedad de los datos que recoge la tecnología digital, que tiene un valor muy grande para el mercado y no todos disponen de los medios para analizarlos y el conocimiento para tomar decisiones que mejoren la competitividad de la explotación agraria, lo que está generando una polarización entre las empresas que sí o no puden hacerlo.