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Inundaciones y sequías
En la actualidad, los agricultores sufren más que nunca los extremos climáticos, a pesar de los avances en la predicción del tiempo, del uso de satélites meteorológicos y de la existencia de avanzados modelos informáticos de simulación del clima.
31 10 2024
El exceso y la falta de agua siempre han sido riesgos naturales de la agricultura. Aunque estos fenómenos extremos puedan ser más frecuentes como resultado del cambio climático, la vulnerabilidad también ha aumentado por otras razones: la densidad de población ha aumentado; el uso de tierras marginales para cultivos inapropiados, que cada vez es más frecuente, aumenta la erosión potencial del suelo y da lugar a inundaciones súbitas; la deforestación de tierras con fuertes pendientes ha eliminado la cobertura vegetal que las protegía; la potente maquinaria agrícola que actualmente se emplea ha eliminado la cubierta vegetal de las tierras en una fracción del tiempo mucho menor que la que antes se requería; y las presiones económicas sobre los agricultores para aumentar la productividad mediante una agricultura intensiva han conducido a prácticas agrícolas inestables e insostenibles. Será imposible maximizar la producción agrícola con recursos hídricos limitados si no se corrigen los factores que acentúan los efectos de los desastres naturales.
Estudios hechos por el Grupo Munich Re muestran que en los años noventa ha habido 3,2 veces más catástrofes naturales de gran importancia - principalmente inundaciones, tormentas y terremotos - que en los sesenta, y el daño económico aumentó 8,6 veces. El impacto de la frecuencia y la gravedad de las inundaciones, a menudo asociadas a deslizamientos de tierras, ha sido muy importante. Durante el período 1988-1997 las inundaciones representaron alrededor de un tercio de todas las catástrofes naturales, causaron más de la mitad de todas las muertes por catástrofes y fueron responsables de un tercio de las pérdidas económicas totales debidas a catástrofes.
El documento de la FAO Agua para la vida, publicado en 1994 con motivo del Día Mundial de la Alimentación, informa que:
"En muchas partes del mundo, las áreas cultivadas de secano se encuentran en mal estado. El aumento de población y de carga ganadera han causado degradación de las tierras debido a la erosión del suelo, al pastoreo excesivo, a los incendios forestales, a la deforestación y a la expansión de la agricultura en tierras marginales no aptas para el cultivo. En zonas áridas y semiáridas, que cubren un tercio de la superficie continental de la Tierra, estas formas de degradación conducen a la desertificación...
El costo en términos de sufrimiento humano es alto. De 1984 a 1985 la sequías de África afectaron a 30-35 millones de personas; la degradación de tierras y la desertificación causaron que alrededor de 10 millones de estas personas, conocidos posteriormente como refugiados ambientales, fuesen desplazados permanentemente."