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Las cubiertas vegetales: estrategia para mejorar la fertilidad, el secuestro de carbono de los suelos y el control de plagas
Esta práctica cobra cada vez más importancia en el manejo agronómico por sus beneficios en el objetivo de alcanzar una agricultura eficiente y sostenible.
07 10 2025
Un suelo vivo brinda muchos servicios a los ecosistemas: secuestro de carbono, disponibilidad de nutrientes, regulación del ciclo del agua y producción de alimentos. Entre sus funciones están las de proveer de nutrientes de forma sostenible a los cultivos para su desarrollo y su capacidad de secuestro carbono atmosférico, de vital importancia de los suelos sobre la sostenibilidad del planeta, de forma que una mejora en el manejo de los suelos reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y mitiga el efecto del cambio climático.
Para restaurar los suelos se necesita aumentar el contenido de materia orgánica. Este aumento supone una mejora de su fertilidad, tanto física (porosidad, estructura, etc.), como química (contenido de nutrientes, amortiguación de pH) y biológica (biodiversidad, relaciones simbióticas, reciclaje de nutrientes); además de una mejora su capacidad de infiltración y percolación de agua, disminuyendo así la escorrentía, la erosión y la salinización, aumentando la recarga de los acuíferos subyacentes.
Una de las actividades agrarias a través de las cuales se logra incrementar en mayor medida la capacidad de secuestro de los suelos es con el manejo óptimo de los restos de cosecha y cubiertas vegetales, así como la implantación de mulchings.
Los objetivos fundamentales en el uso de cubiertas vegetales son conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales, mediante un manejo integrado del suelo, el agua, los agentes biológicos y los inputs externos.
La cubierta vegetal favorece la biodiversidad del suelo y se potencian los procesos biológicos al favorecer los microorganismos. A su vez, es posible observar un incremento de la fauna auxiliar, al ofrecer estas cubiertas recursos alimenticios en forma de néctar, polen y otros insectos, además de refugio, lo que favorece el control biológico por conservación de las plagas.