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Teledetección y uso de drones para control localizado de malas hierbas: ventajas y perspectivas
El uso de los drones en el sector civil y, concretamente, en aplicaciones relacionadas con la agricultura ha abierto nuevas oportunidades para detectar a tiempo estas plagas.
22 01 2015
Se describen las investigaciones basadas en técnicas de teledetección para la obtención de mapas de malas hierbas en cultivos extensivos como trigo, girasol y maíz, con el objetivo de diseñar mapas de tratamientos localizados de herbicidas que sean empleados por maquinaria de agricultura de precisión. Asimismo, se discuten las ventajas y perspectivas de esta tecnología según las principales variables, tanto agronómicas como técnicas, que determinan su aplicabilidad en la detección de malas hierbas.
Hacia una mejor gestión de las parcelas agrícolas: Agricultura de precisión y control localizado de malas hierbas.
El uso de fitosanitarios es imprescindible para mantener la actual producción agraria y cumplir las necesidades de calidad y cantidad de alimentos que demanda la población. La Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas estima que los gastos en fitosanitarios ascienden anualmente en Europa a cerca de 9.000 millones de euros, de los que unos 650 millones de euros corresponden a España (AEPLA, 2015). Con el objetivo de realizar una aplicación eficiente de los mismos, desde la Unión Europea se adoptaron dos actos legislativos que incorporan los fundamentos de la estrategia para el uso sostenible de fitosanitarios: 1) el Reglamento (CE) 1107/2009, relativo a la comercialización de productos fitosanitarios, y 2) la Directiva 2009/128/CE, para conseguir un uso sostenible de plaguicidas. Dentro de estas normativas se destacan como elementos clave “el fomento del bajo consumo (reducción de las aplicaciones) y la utilización de dosis adecuadas y ajustadas a la superficie a tratar”. Estos componentes están incluidos en el fundamento agronómico de la agricultura de precisión, cuya finalidad radica en que las parcelas de cultivo se gestionen de forma localizada, ajustándose las tareas y los tratamientos agrícolas a las necesidades reales de cada zona del cultivo. Con estas técnicas se persigue reducir costes, optimizar el rendimiento, aumentar la rentabilidad y obtener beneficios económicos y medioambientales.
Un caso particular es el control localizado de malas hierbas, que consiste en aplicar el herbicida u otra medida de control sólo en las zonas infestadas por malas hierbas, adaptando el tratamiento a la cobertura y tipología de malas hierbas presentes. Este control se fundamenta en que las malas hierbas se suelen distribuir en rodales o agregados dentro de los cultivos, tal como prueban numerosos trabajos científicos (Heijting et al., 2007; Jurado-Expósito et al., 2009), lo que permite obtener mapas de zonas con infestación y sin infestación.